Nos mareamos porque la información que recoge el ojo no coincide con la del oídoistockphotos
Para ubicarnos en el espacio, nuestro cerebro combina información procedente de la vista, el oído interno, los músculos y las articulaciones.
Cuando estas herramientas de nuestro cuerpo reciben información contradictoria se produce desorientación espacial acompañada de náuseas y a veces vómito. A este fenómeno se le llama mareo por movimiento o cinetosis.
La vista se encarga de ubicarnos en el espacio, de decirnos hacia qué dirección nos movemos. Los músculos y articulaciones nos hacen sentir la gravedad y de esta forma somos conscientes de qué es arriba y abajo. Y el oído interno nos mantiene en equilibrio.
Conductos internos
Para ello utiliza unos conductos semicirculares llenos de líquido que conforman el sistema vestibular. Según cómo se mueva el líquido se estimulan más o menos los receptores que envían señales al cerebro que interpreta nuestros movimientos. Tanto los movimientos lineales (hacia delante, hacia atrás hacia arriba y hacia abajo) como los angulares (los giros).
Nos mareamos cuando viajamos en un coche leyendo porque la información que recoge el ojo no coincide con la que recoge el oído. El oído dice que estás moviéndote y desplazándote pero la vista no, por que está mirando a un punto fijo", explica a RTVE.es Cristóbal López-Cortijo, Secretario General de la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL).
Según explica este especialista, el cerebro está conectado a través del llamado vestíbulo espinal con el aparato digestivo. En su confusión envía órdenes a través de estos haces nerviosos y producen el denominado cuadro vegetativo, que incluye síntomas como mareo, sensación de vértigo o giro de objetos, sudoración, nauseas y vómito.
¿Quién se marea más?
El copiloto no se suele marear porque al mirar a la carretera recibe información coherente con el movimiento que percibe su oído.
Sin embargo, "los niños pequeños se suelen marean más porque su visión está limitada al respaldo delantero. Aunque ahora con las sillitas especiales están más elevados y pueden mirar por la ventanilla”, señala.
El que menos posibilidades tiene de marearse es el conductor, porque además de recibir información sensorial coordinada, maneja los movimientos y sabe con anticipación lo que va a suceder, lo que contribuye a mejorar aún más el equilibrio.
El dimenhidrinato y otros fármacos contra el mareo inhiben las funciones cerebrales y así no se produce el cuadro vegetativo.
Los marineros, expertos en lidiar con el mareo por movimiento, recomiendan mirar a un punto fijo del horizonte, beber poquito de manera espaciada, y no tener el estómago vacío.
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