El viernes, en una casa ubicada en Pueyrredón 34, en el barrio Norte de Justo Daract, celebraban una reunión de amigos tres hombres que, según testigos, tomaban bebidas alcohólicas desde el mediodía. A la noche comenzó una fuerte pelea entre dos de ellos, el dueño de casa Domingo Rubén Barroso y Roberto Molle. Este último, de 56 años, fue agredido por su compañero, que lo mató a golpes en la cabeza.
Barroso, a quien sus conocidos llaman “El Pechuga, Molle y Enrique Martínez, apodado “El Chileno”, siempre se juntaban a tomar vino. Y casi siempre en esa situación se “desconocían”. Los vecinos oían gritos de discusión, pero nunca se habían ido a las manos. Hasta el viernes.
“El Pechuga” les reveló a los investigadores de la Policía el motivo de las discusiones que se suscitaban cuando el alcohol se les subía a la cabeza, el mismo de su reacción violenta de antenoche: “La plata para el vino siempre la ponía yo”, dijo el acusado.
Barroso, un beneficiario del Plan de Inclusión de 48 años, soltero y sin hijos, vive solo en su casa paterna. Tiene un hermano que vive a media cuadra, en pareja.
Según la reconstrucción inicial del hecho, el anfitrión tomó una varilla y apaleó a Molle hasta desmayarlo en el comedor. Luego, insatisfecho, buscó una pala ancha con la que lo golpeó en la cabeza hasta quitarle la vida.
El otro visitante, “El Chileno” Martínez, intentó defender a la víctima, pero el agresor comenzó a golpearlo a él también. “Tiene unas lesiones en las manos” que corroborarían que Barroso lo agredió cuando quiso defender a Molle, informó el jefe de la Brigada de Homicidios de Villa Mercedes, subcomisario César Prado. Esa división se hizo cargo de la investigación tras la intervención inicial de la Comisaría 18ª de Justo Daract, indicó el jefe de la dependencia daractense, subcomisario Guillermo Gil.
Con un poco de suerte Martínez logró huir y caminó diez cuadras hasta llegar a la comisaría y avisar a la Policía. Eran las 20:30.
Oficiales de la Comisaría 18ª llegaron a la vivienda donde sucedió el asesinato y encontraron el cuerpo de Molle cubierto de basura, cajas de vino y brasas.
Barroso había arrastrado el cadáver hasta el fondo del patio y había intentado prenderle fuego arrojándole encima un tambor con basura a la que horas antes le había prendido fuego.
Hasta ayer no estaba claro cuántos golpes le dio Barroso a Molle. Consultado por El Diario de la República, el médico forense Horacio Sosa de los Santos dijo que ya había hecho la autopsia y le había entregado el informe al juez Penal Alfredo Cuello. Pero cuando este medio lo consultó, el magistrado todavía no lo había recibido.
Antes que los hombres de seguridad llegaran, Barroso había intentado borrar otras pruebas del crimen: había usado una sábana para limpiar las manchas de sangre que había en el piso. Y se había cambiado la ropa que también estaba ensangrentada.
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