Historia: Teletransportados
La extraña historia empezó de una manera bastante vulgar el 3 de junio da 1968. El doctor Gerardo Vidal y su esposa, de Maipú, Argentina, habían ido a Chascomus para asistir a una reunión de familia. Otra pareja de Maipú, también parientes de la familia, asistió igualmente.
Los vecinos viajaban en coches separados y, a hora avanzada de la tarde, ambas parejas emprendieron el regreso a casa. Pero, al ver que los Vidal no llegaban, sus vecinos volvieron atrás en su coche, temiendo que hubiesen sufrido un accidente. En el trayecto de 120 kilómetros hasta Chascomus, no vieron rastro de los Vidal ni de su coche. De nuevo en Maipú, llamaron a los hospitales sin obtener ninguna información.
Cuarenta y ocho horas más tarde, el señor Rapallini, en cuya casa se había celebrado la reunión, recibió una llamada a larga distancia desde Ciudad de México. Era el doctor Vidal, que dijo que su esposa y él estaban bien y que volverían en avión a Buenos Aires. Pidió a su pariente que fuese a recibirles en el aeropuerto.
Amigos y parientes estaban esperando cuando la pareja descendió del avión, llevando la misma ropa que vestían cuando habían salido de la fiesta. La señora Vidal, que parecía muy excitada, fue llevada inmediatamente a un hospital privado, aquejada, según una noticia de Prensa, de una «fuerte crisis nerviosa».
El doctor Vidal contó una historia increíble sobre lo que les había ocurrido en los dos días anteriores. Dijo que, durante su vuelta a casa, habían entrado en una espesa niebla; tan espesa que no podían ver nada. Y entonces, súbitamente, se hizo de día.
Estaban en una carretera desconocida. Y cuando el médico se apeó de su coche, descubrió que toda la pintura había sido eliminada de la carrocería de su automóvil.
Paró a un motorista para preguntarle dónde estaban, y el hombre le dijo que en las afueras de Ciudad de México. Más tarde, cuando fue la pareja al Consulado de Argentina, se enteraron de que habían transcurrido dos días desde que habían entrado en la niebla.
El incidente causó sensación en Argentina.
«A pesar del halo de fantasía que parece envolver la historia de los Vidal -observó el periódico La Razón-, hay ciertos detalles que no dejan de preocupar incluso a los más incrédulos: el ingreso de la esposa de Vidal en una clínica de Buenos Aires; la demostrada llegada de la pareja en un avión en vuelo directo desde México; la desaparición del coche; la intervención del Consulado; la seria actitud de la Policía de Maipú en relación con el suceso, y la llamada telefónica desde México a la familia Rapallini.» Todo esto hace que sea un relato que la gente debe esforzarse en comprender.
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