Dada la escasa solidez del terreno, los edificios requerían firmes cimientos. La respuesta al problema fue la construcción de un auténtico bosque de pilares sumergidos. Los pilares de alerce se introducían en el subsuelo arcilloso con mazos de madera. A continuación se construían nuevas capas de pilares de alerce y abedul sobre los cimientos. Por ejemplo, debajo de la Iglesia de Santa María de la Salud se colocaron 1.106.000 pilares de madera.
Para evitar que la humedad pudriese las paredes, los albañiles aplicaban una capa de caliza blanca, extraída de las canteras de Istria, que cubría el edificio hasta donde alcanzaba el nivel del agua. Este tipo de piedra era fácil de extraer además de resistente.
Lo que en su inicio no era más que islas, barro y mosquitos, se ha convertido en una de las ciudades con mayor atractivo turístico del mundo, que cuenta con casi 300.000 habitantes.
Todavía en la actualidad, Venecia es víctima de las frecuentes crecidas de la marea, sufriendo inundaciones esporádicas. La mayor inundación tuvo lugar en el año 1966, cuando el nivel del agua subió 194 cm. En el año 2008, el mar creció 156 cm, inundando prácticamente la totalidad de la ciudad.
Un comentario frecuente sobre Venecia es que cada año la ciudad se hunde unos milímetros. Es cierto, de hecho, Venecia se hunde 2 milímetros anuales. Parece poco, pero es preocupante, porque el leve hundimiento, unido al aumento del nivel del mar, duplica el nivel al que el agua aumenta con respecto a la ciudad.
Estos preocupantes datos, aumentan la posibilidad de que Venecia acabe desapareciendo bajo el agua en los próximos siglos.
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